-Me pregunto hasta que punto, podemos tener efectividad de fuego contra los extraterrestres,
dice el coronel Corman.
-¡Creo que ustedes los argentinos, llevarían todas las de perder si intentan un ataque, eso sería
totalmente suicida! exclama Kramer.
-¡Vea Kramer, tanto usted como su gobierno son los menos indicados para darnos una opinión
valedera en esta difícil circunstancia, nosotros no olvidaremos nunca que durante la guerra de
Malvinas, ustedes los norteamericanos nos dieron la espalda poniéndo sus satétiles a disposición
de los ingleses dice Wosfeller.
-¡Eso pertenece al pasado general, pero tenga en cuenta que ahora, gracias a la información
confidencial que tenía en mi poder en el momento en que usted y su gente nos secuestraron a
mí y a Crumb, ustedes pueden ver claramente lo que está sucediendo en el riachuelo y saber
contra quienes tendrán que vérselas, esto prueba general que mi país en esta oportunidad le
está facilitando observación satelital muy precisa!, le dice Kramer.
-Tiene razón, de alguna manera e indirectamente Estados Unidos nos ha dado una información
-Tiene razón, de alguna manera e indirectamente Estados Unidos nos ha dado una información
muy importante, pero sabemos perfectamente que no podemos esperar ninguna ayuda de
parte de ustedes- contesta Wosfeller.
-Comandante, ustedes ya tuvieron una experiencia lamentable con la guerra de Malvinas, apartir de aquellos lamentables sucesos, las fuerzas armadas argentinas no solo carecen de
armamento moderno y eficaz, sino que también tienen la oposición de la mayoría de los
habitantes de este país harto de los golpes de estado y las desprolijas dictaduras- exclama
Crumb.
La periodista Magdalena Aspiazu y su colega Darío Ramos, hasta el momento se han limitado a escuchar atentamente la discusión entre los militares argentinos y los dos ciudadanos norteamericanos y ahora es Ramos quién emite una opinión.
-Disculpe, pero si usted decide iniciar un ataque contra las naves extraterrestres debe tener en
cuenta que los invasores se defenderán y el costo de vidas puede llegar a ser más alto de lo que
supone.
Wosfeller sabe que Ramos tiene razón, pero ¿que hacer? hasta el momento, todo indica que los visitantes del espacio solo se están llevando órganos de humanos que estaban en agonía o sangrando por heridas diversas, pero en definitiva no hubo una agresión material, ellos simplemente toman las "sobras" de la carnicería. Atacarlos con los escasos medios bélicos que han quedado como inservible "chatarra" en los cuarteles militares, la marina o la aviación, sería algo totalmente insensato. ¡Dios! piensa- ¿porqué los argentinos hemos descendido tan al fondo del infierno, que hicimos mal, en qué nos equivocamos tanto?.
-¿Un café comandante? pregunta Corman.
-Sí, sí, gracias coronel, está haciendo mucho frío y estoy comenzando a confundirme de verdad.
Cuando los convoqué a todos ustedes para formar este comité de emergencia, el propósito era
luchar contra nuestra inoperancia, actuar con decisión y mano firme en la adversidad, ponerle
fin a los saqueos y ordenar el caos imperante, pero a partir de la aparición del líquido y
enterarnos de la presencia de naves extraterrestres, creí que éste es un histórico
momento para poner a prueba el valor de las fuerzas armadas y la necesidad de reinstalar su
presencia en el país. El doctor Miralles es quién interviene en la conversación;
-Estoy pensando si no sería una buena idea acercarse a los invasores y hablar con ellos.
Todos quedan sorprendidos al oir la propuesta de Miralles.
-¿Acercarse dice usted doctor? Pero...¿Cómo puede recibirnos esta gente? pregunta Wosfeller.
-Podemos formar un pequeño grupo parlamentario y acercarnos por vía acuática, ellos tienen
todos los medios tecnológicos como para saber cuales son nuestras intenciones.
Magdalena Azpiazu es la primera en aprobar la idea del facultativo. A la periodista le parece una salida lógica, ya que atacar la nave y poner en riesgo la vida de los sobrevivientes de la ciudad de Buenos Aires no sería lo más prudente.
-Está bién, creo que la sugerencia del doctor Miralles es razonable. Nada perderíamos si
intentamos hablar con los extraterrestres, coronel Corman, ocúpese de conseguirnos una
lancha de la Prefectura Naval con el mínimo de tripulación, ordena Wosfeller.
-Ya me ocupo de esto señor comandante, solo le pido que me permita acompañarlo, dice Corman.
-Acepto que usted venga conmigo coronel, sería muy importante que todo esté listo cuanto
antes, dice Wosfeller.
Mientras esto está sucediendo en la sala principal donde funciona el comité de emergencias, una embarcación de la Prefectura Naval arriba al viejo edificio donde se encuentra el padre Marinello junto al doctor Beguet y un grupo de refugiados. Realizadas las tareas de amarre, quiénes ingresan primeramente al lugar son el oficial a cargo y un subalterno. El sitio está totalmente a oscuras y no hay señal alguna de vida. El olor a humedad se mezcla con el de la putrefacción, los dos uniformados comienzan a avanzar cautelosamente iluminando el sector con sus linternas, sienten escalofríos cuando repentínamente ven varios cuerpos humanos despedazados diseminados por todas partes. El oficial siente ruidos en la parte alta e instintivamente dirige hacia allí la luz , comprobando que gran cantidad de ratas se mueven veloces a través de los tirantes de madera. El oficial y su subordinado comienzan a retroceder buscando la salida para llegar a la lancha, pero ya es demasiado tarde, una avalancha de alimañas se arroja sobre ellos emitiendo horribles chillidos sin darles tiempo a defensa alguna. Los tripulantes de la embarcación tampoco tienen posibilidades de reaccionar, cientos de ratas ingresan en furioso tropel a la lancha y comienzan a atacar a sus ocupantes. Desesperados, algunos optan por arrojarse a las malolientes aguas intentando ponerse a salvo, pero esto resulta inútil y que los roedores se mueven con gran facilidad sobre el líquido y en pocos segundos terminan con la vida de los desdichados.
Nadie ha logrado sobrevivir a este asalto final que las ratas hambrientas hicieron sobre el centro de asistencia donde aún resistían el padre Marinello, el doctor Beguet y varias personas refugiadas. La misma suerte había corrido toda la tripulación de la lancha que conducía al doctor Oliver y una importante cantidad de personas cuando su casco chocó violentamente contra la estructura de un automóvil sumergido y la embarcación dió una brusca vuelta de campana haciendo que la mayoría de los ocupantes caigan a las aguas embravecidas y desaparezcan en contados minutos. El naufragio de la lancha que conducía al doctor Oliver, fué uno de los tantos que sucedieron durante la noche más tenebrosa y negra que tuvo la ciudad de Buenos Aires y ésta fué la razón por la que el auxilio esperado por el padre Marinello y quienes decidieron permanecer junto a él no llegó a tiempo.
En este momento, unos pocos helicópteros continúan sobrevolando el gigantesco escenario donde cunde la muerte y la destrucción. Las misiones de rescate se ven limitadas ante la falta visibilidad ocasionada por la densa niebla y los fuertes vientos, Wosfeller y su gente saben que no hay tiempo que perder. Darío Ramos controla las baterías de su sofisticada cámara de video, el jóven periodista quiere ser parte del grupo que irá a parlamentar con los invasores, tiene en claro que si todo sale bien, ésta puede ser la gran nota de su vida. El mismo Wosfeller le ha pedido a la señora Magdalena Aspiazu que no corra el riesgo de acompañarlos y se quede en lugar seguro. El coronel Corman ha recibido la confirmación que hay una lancha de Prefectura Naval disponible para la misión y un grupo de especialistas de la fuerza, se encuentran acondicionando la embarcación que zarpará desprovista de armamento y con una importante cantidad de luces y reflectores que se están instalando sobre todo el casco de la embarcación elegida.
La lluvia se ha intensificado y sobre los cuatrocientos mil metros cúbicos de aguas servidas que tiene la cuenca del riachuelo, las dos enormes naves extraterrestres se mantienen inmóviles y suspendidas en el aire, su presencia en ese sombrío cementerio de barcos es imponente. Solo se escucha un zumbido similar al que emiten los ascensores veloces y lo produce el tubo que parece conectar al ovni principal con las profundidades.