sábado, 17 de mayo de 2008

CUENTA REGRESIVA

Malena ha aparecido sorpresivamente, "Peligro" apenas puede distinguir la silueta de su salvadora que está parada al final del pasillo y ahora comienza a caminar lentamente hacia él. Recién en este momento, el delincuente se percata que la mujer tiene una leve cojera en su pierna derecha y se vale de un bastón para movilizarse.
-¡Hola, como estás muchacho, ¿te sentís mejor?
-Sí mucho mejor, responde "Peligro".
-Estaba esperando que te despiertes para darte una sorpresa, vení, vamos hacia el living.
La sala es muy amplia, tiene un gran ventanal que da a la calle y es el mismo por el que Malena hizo ingresar a "Peligro" al departamento. El mobiliario es antiguo, la mesa principal al igual que las sillas están construídas con madera maciza. Las paredes del ambiente muestran una importante cantidad de fotos prolijamente enmarcadas, la mayoría de las imágenes están en blanco y negro. Malena se dirige a la cocina, momento que el "huesped" aprovecha para mirar las antiguas fotografías ayudado por una linterna, lo que está viendo son retratos autografiados de distintos cantantes de tango, músicos y también descubre una importante cantidad de instantáneas en las que aparece la propia Malena cuando era jóven. Le llama la atención la sugestiva belleza de la mujer, la forma llamativa de vestirse y la risa feliz que muestra en cada una de las fotos.
-¿Te gustan? la voz de Malena se escucha detrás de "Peligro" que con mezcla de curiosidad y
entusiasmo está contemplando las sucesivas imágenes expuestas en las paredes.
-Sí, es toda una historia,¡cuantos músicos hay acá! y ¿ésta sos vós nó?.
-Sí aquí tenía veinte años más o menos, en esta época empezaba a bailar y cantar tangos.
-Eras una linda chica, Malena, muy linda, dice "Peligro".
La mesa tiene puesto un mantel blanco de hilo bordado y en el centro hay un candelabro de bronce con tres velas encendidas, el delincuente nunca había visto tanto despliegue de copas finas, cubiertos de plata y vajilla que también tiene toda la apariencia de ser de mucho valor. Malena se ha recogido el cabello, está feliz, durante todo el tiempo que permanece en la cocina preparando la comida, tararea tangos. Por fin aparece en el living comedor portando una fuente humeante.
-Humm, que bien huele eso, ¿que és? pregunta el invitado.
-Un plato exclusivo de Malena, vas a ver que rico, dice la mujer.
"Peligro" come con satisfacción, incluso ha repetido el menú preparado por su salvadora que
también ha abierto una botella de vino tinto añejo. Mientras comen, quien más habla es Malena
que relata pasajes de su intensa vida como cantante y bailarina de tangos. Ambos rién, se
sienten bien y continúan bebiendo.
-¿Y cuando dejaste de bailar? Pregunta "Peligro".
-Con Antonio, que era mi marido y pareja de baile, tuvimos un accidente con el auto, veníamos
de actuar en Las Flores, Antonio que venía manejando se quedó medio dormido y chocamos de
frente con un camión, fué terrible, él murió en el acto y a mí me quedó la pierna derecha
destrozada, esto pasó hace más de veinte años y desde entonces no pude trabajar más y me
vine a vivir aquí, con mi madre y mis mascotas.
-¿Que mascotas tenés?
-Cuatro gatitas hermosas, mirá ahí sobre el aparador hay dos fotos.
-¿Y donde están? pregunta "Peligro", que se levantó de su silla para mirar las fotos de los gatos.
-Se fueron, ni bien empezó la tormenta desaparecieron, estaba aterradas pobrecitas dice Malena
con voz compungida mientras bebe otro sorbo de vino.
-Menos mal que fuiste precavida exclama el delincuente.
-¿Prevavida?
-Sí, te quiero decir que tuviste la buena idea de conservar carne enlatada...
-Ah, sí, guardé varias latas, por suerte, responde Malena.
El vino ha provocado en "Peligro" una sensación de sueño, acompañado por su anfitriona "tanguera" se dirige hacia el dormitorio que la mujer acondicionó para él. Los truenos siguen haciéndose oir y la sala se ilumina cada vez que estalla un relámpago, el delincuente está cansado, Malena lo cubre con actitud maternal y observa que su invitado se duerme de inmediato.
A todo esto, el "Arca" construída por Indalesio Peral, navega sobre las aguas turbulentas, la frágil embarcación apenas se mantiene a flote, el fuerte viento reinante la ha ido desmantelando de a poco, su precario mástil se ha quebrado y la carpa que fué armada para cobijar a los enfermos que lleva a bordo, entre ellos la doctora Elena, se ha rasgado en varias partes.
Peral intuye que no podrán resistir mucho tiempo más, preocupado escucha el crugido de las maderas al romperse, ahora la balsa se inclina violentamente y dos remeros caen a las fétidas aguas. Inútiles son los esfuerzos por rescatar a los infortunados tripulantes que en contados segundos desaparecen de la superficie.
La doctora Elena está amarrada con sogas a su catre, Peral considera que es hora de abandonar la embarcación y sea como sea tratar de amarrarse a alguna de las edificaciones semi sumergidas que van apareciendo al paso del "Arca". Al ingresar a la casi inexistente carpa, nota que una de las personas que están alojadas allí, ha muerto; Es una mujer jóven que aún mantiene sus ojos abiertos, ahora se acerca a la doctora Elena, la ilumina con su linterna y observa que la médico respira con cierta dificultad y que aún está bajo los efectos de la fiebre. El agua está cubriendo casi todos los sectores de la embarcación y la proa es la más afectada. Un fuerte golpe sacude al "Arca", ahora se escucha el sonido de una potente sirena. Los fatigados ocupantes que están en el exterior de la balsa son iluminados por un reflector al tiempo que oyen nítidamente el motor de una embarcación milagrosamente surge desde las tinieblas y se aproxima haciendo sonar su sirena ininterrumpidamente.
En este mismo momento, "Peligro" abre los ojos, ha dormido menos de dos horas. Calcula que Malena, que bebió más cantidad de vino que él, estará durmiendo profundamente y esto le permitirá moverse tranquilo por la vivienda para estudiar el terreno y buscar una salida inmediata. El delincuente está seguro que la mujer tiene allí bienes bastante valiosos, ha visto los cubiertos de plata que guarda celosamente y es muy posible que en algún sitio tenga dinero oculto. Con gran sigilo, el malviviente sale de la habitación y avanza sigilosamente hacia la cocina, ya que le ha llamado la atención la existencia de una puerta ubicada a un metro de la cocina que Malena se ocupa de mantener cerrada. Piensa que allí puede funcionar una alacena, algo muy común en esas edificaciones antiguas. La puerta de lo que supone una despensa, está cerrada con llave, "Peligro" lleva consigo una de las linternas que le facilitó la dueña de casa, calcula que no le será complicado abrir esa puerta, para un delincuente de su calibre, no hay obstáculos, solo necesita un trozo de alambre, solo eso.
En una caja de herramientas que Malena tiene en la cocina, encuentra lo que busca. El delincuente introduce la improvisada "ganzúa" en la ranura de la cerradura, percibe un fuerte olor a carne en descomposición, "posiblemente sean desperdicios que esta vieja tiene aquí adentro" piensa en el mismo momento en que logra abrir la puerta.
El olor a putrefacción es ahora más intenso, tratando contener las naúseas que le produce, dirige la luz de la linterna hacia el interior del pequeño sitio que sirve de depósito para elementos de limpieza, cuando sorprendido y asqueado vé colgando del techo los cuerpos de dos gatos despellejados en avanzado estado de descomposición.
La nausea contenida se transforma en súbito vómito, "Peligro" retrocede espantado, presiente que la carne que ha comido pertenece a esos felinos despellejados. ¡Maldita bruja! piensa, "sus mascotas no se fueron, la hija de perra se las fué comiendo y yó también".
La lancha es grande, su reflector ilumina a pleno, casi con luz de día a la endeble balsa que fué bautizada como el "Arca". Los hombres de Prefectura Naval se mueven rápidamente e inician a tiempo el rescate de los ocupantes de la embarcación, que estaba a punto de naufragar.
Indalesio Peral es el último tripulante que abandona el "Arca", quiso quedarse a bordo y cuidar que la operación de traslado se haga en órden. La doctora Elena, ya está sana y salva en la lancha de Prefectura Naval, donde en este momento es atendida por un paramédico.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pipo: Parece mentira que las cosas cotidianas, puedan causar sensaciones más álgidas que un supuesto ataque misterioso. Líquido Sangriento me fue estemeciendo en su desarrollo de esa ficción con visos de realidad; pero literalmente me extremeció, cuando pasaron a actuar las ratas y a duras penas pude parar el contenido de mi estómago al llegar el tema de las mascotas. No se que te traerás in mente, aún inexplotado, pero día a día vuelvo al sitio, como esas viejas chismosas, que se horrorizan, pero se cubren el rostro con la mano abierta para no perderse nada.
Una pregunta el Diez de tu historia , será pariente mío?
En defintiva, muy revulsivo pero bueno
Un abrazo
Tino